miércoles, 15 de junio de 2016

YO NO CREO EN LOS KIRCHNERISTAS, pero de que los hay, los hay...

"No entiendo por qué hay tantos kirchneristas" decía mi tía hace unos meses, y como la frase sonaba a pregunta le respondí (más o menos) así:

Yo sí entiendo:

  • Porque el hombre busca la verdad, es un sediento de ella, un mendigo... y fijate vos que todo error tiene algo de verdad, el secreto es mostrar esa parte de verdad con énfasis, y vas a tener a los enamorados de la verdad en tus filas. Y es verdad que hay un sector largamente desfavorecido en la Argentina: en la Argentina hay pobres, pobres injustamente pobres (y Perón fue el primer oportunista en utilizarlos). Los pongamos en el centro del discurso, porque ¿quién va estar en contra de la justicia?
    -Pero Perón quería a los pobres.
    -A Perón les gustaban los pobres, tía, y si tenía más plata se compraba unos cuantos y los ponía en el jardín. No discutamos, dejame terminar la idea:
  • Por otro lado el hombre ama el bien ¿Y acaso la justicia social no es un bien preciado? El tema es ser vivo como Protágoras (s. V a. C.) y hacerles creer que lo que nosotros planteamos como justicia, es justicia, aunque no lo sea (y aún cuando no crea que haya una justicia). Sea vivo, los demás necesitan creer en la justicia, tienen hambre de ella. Vendales justicia, aunque tenga olor a pescado, porque si usted sabe vender, como todos los sofistas de Protágoras en adelante, van a ignorar y hasta querer el olorcito a podrido. ¿Hubo muertos en la guerra setentista? ¿conoce jóvenes que entregaron la vida en Malvinas? Diga que los milicos no eran héroes, eran asesinos, o nenitos, porque ya lo dicen los montos vivos (y ellos manejan los diarios) y entonces, si les gusta, deles más de eso, sacie su hambre de justicia -aunque sea con pescado podrido- y aunque se joda en la vida y en el buen nombre de miles de hombres que pusieron la vida en peligro por la patria, y aunque tenga que premiar a los verdaderos enemigos de ella; porque ya lo dijo Protágoras (y dale con el griego...): "(...) llamo precisamente hombre sabio a quien nos haga parecer y ser cosas buenas, a algunos de nosotros, por vía de transformación, las que nos parecían y eran cosas malas." Total el bien le importa solo a los curas, y a algunos.
Y en este sentido (y solo en este sentido) Los K' fueron bastante sabios: no solo le dieron al argentino algo qué amar, sino también algo qué odiar y a quiénes odiar (milicos, oligarcas, curas, periodistas... jueces, fiscales), y ya que los odian, "somos nosotros el instrumento para combatirlos". O sea, dijeron qué era el bien, y qué era el mal, y quiénes eran los malos, y quiénes (ellos, claro) eran los cruzados que podían combatirlo. Y en toda mentira que decían, había algo de verdad. Pues el mal se hace y los malos existen. Y esa verdad, a medias, atrapaba.

Además hablar mal del otro es un ardid que utilizamos desde nuestra tierna edad para desviar la mirada que posan sobre nosotros: ¿quién no vio al niño frente a la leche derramada apuntar con el dedo acusador a su hermano, cinco metros distante de ahí? Y Maquiavelo lo entendió bien, habló del odium plebis, cosa que Carl Schimitt desarrolló luego entendiendo lo útil de cohesionar al pueblo tras un enemigo a derrotar, sacando provecho de la conflictividad social. Si el pueblo está descontento, le demos un culpable de su descontento. Plim, punto para el gobierno.

Dicho sea de paso, no hay aquí una concepción de la política como búsqueda del Bien Común (pues el bien depende del cristal con que se mire, dirían ellos, a puertas cerradas, claro), sino la concepción moderna y maquiavélica del arte de llegar, acrecentar y mantenerse en el poder. A propósito recuerdo un discurso propagándistico de CK en el día de la bandera (que no recuerdo siquiera si la nombró, pero bue'), decía "la Princesa" de Maquiavelo: "Nos acusan de hacer política económica, yo digo que no hay política sin economía, porque la economía es poder ¿Y qué es la política sino la búsqueda de poder?" Clarito. La política no está al servicio del Bien Común, y la economía no está al servicio de la política, más bien la política está al servicio de la economía, que termina siendo el bien, personal. Y la gente la aplaudió.

Una vez, muy jovencito, leí un libro que se llamaba "Nostalgia del absoluto", de George Steiner, el capo hablaba de cómo el marxismo, la antropología de Lévi- Strauss y el freudismo en su afán de superar el pensamiento religioso caían en el misticismo. Bueno, yo creo que estos tipos (los K's) eran medio míticos: se crearon un sistema cerrado, con un lenguaje propio, una simbología, una liturgia y un salvador. Cómo no van a tener fanáticos.

En todo caso los K' son maquiavélicos, gramscianos y peronistas.  Una buena combinación de la praxis política, desprendida del bien, pero con apariencia de ello. Un mito, pero malo.

Demagogos, inescrupulosos y praxistas. Pero praxistas, eficaces del mal.

- La solución es Macri.

-No.

- ¿Vos no sos macrista? 

-No.

-¿Y qué vas a hacer en las elecciones? 

-Ese es un tema para otro post, tía, pero mirá: yo no como huevos porque me patea el hígado... y por las dudas tampoco como hígado... ¿viste?

-ooooy, Diego...

El discurso social kirchnerista fue muy bueno, fue hasta nacionalista (o pseudo nacionalista), lo malo fue su práctica, su praxismo anticultural y mentiroso. Pero en todo caso hay tanto kirchnerista ciego por la misma razón por la que hay macristas ciegos: el hombre necesita creer; y el error tiene algo de verdad: es verdad que los K' fueron los gobernantes más corruptos de la historia, (y voy a ser vanidoso, pero yo lo decía antes que llegara Lanata, y no solo por los peniques que se afanaron) pero no es verdad que Macri y su Pro sean la salvación. Tema de otro post, tía.

Lo cierto es que el argentino, cansado, necesita creer, pero a su modo: pasional, casi irracionalmente. Somos barrabravas.

Ya lo dijo Newman: "saca la teología de las universidades y otra cátedra ocupara su lugar...", saca a Dios de la patria...

Y bueno, los K' son un mito, caricatura de la Religión.

Bien, más o menos así fue la conversación con mi tía... yo no les tengo odio, les tengo dolor. Me duelen; porque tal vez ahora sean menos, pero de que los hay, los hay...

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