miércoles, 15 de junio de 2016

Güemes y Belgrano -Discurso hecho para niños con el fin de conmemorar la muerte de ambos Generales-


 Estimados (…) alumnos: 

Hoy hemos querido congregarnos todos para celebrar. Las banderas cuelgan de los balcones, los ponchos rojo punzó se lucen sobre 
los hombros de  cientos de criollos, las calles se visten de gala, los poetas y los cantores se alegran y cantan viejas glorias del pasado;  nuestro colegio pone sus mejores banderas y todo parece ser celeste y blanco; si hasta los medios de transporte –taxis y colectivos- parecen decirnos con sus pequeñas banderas y enseñas patrias que hoy, a pesar de las diferencias que tengamos, somos todos salteños y argentinos. El pecho se nos llena de orgullo porque recordamos a dos grandes héroes que siguen vivos y presentes en nuestra memoria y en nuestro corazón.


Héroes sí, héroes de los más grandes que ha dado nuestra patria y quizá la historia universal. Hablamos de Don Martín Miguel de Güemes y Don Manuel Belgrano. Han sido estos hombres de carne y hueso, no han descendido de un mundo de fantasía con vestimenta ajustadas al cuerpo, ni super poderes, ni varas mágicas, ni siquiera con poderosas armas de ensueño; y sin embargo han logrado proezas que pocos imaginan y lamentablemente muchos desconocen. Han logrado que sus nombres quedaran grabados en los libros de historia para siempre y que sus rostros sean retratados innumerables veces y lo han logrado precisamente porque durante su vida no han tenido otro afán que servir a los demás. No han buscado fama ni gloria propia, sino que han querido, aún a costa de mucho sacrificio, servir a la patria que tanto amaban y ahora esta patria tan beneficiada por sus buenas obras les rinde homenaje. 

Güemes fue el hombre que de un montón de gente de campo, gauchos mal alimentados y peor vestidos, pero que tenían un corazón tremendamente generoso, pudo sacar una milicia que atemorizaba a los mejores soldados de Europa. Cuentan las crónicas que los soldados realistas, muchos de ellos veteranos de famosas guerras, que intentaban tomar Buenos Aires pasando por Jujuy y Salta temían salir en partidas, incluso para buscar alimentos, puesto que esas partidas solían volver en muy malas condiciones, o no volvían. Es que estaban en territorio de los gauchos de Güemes, y estos gauchos eran hombres valientes que no soportaban la afrenta verse invadidos. 

Belgrano fue el hombre de leyes, formado en una de las mejores universidades del mundo; destinado al éxito mundano y mercantil; y sin embargo, no duda en ponerse al servicio de la patria cuando ella más lo necesitaba. Fue el abogado que se convirtió en militar y le dio glorias inolvidables al ejército argentino. Y fue ni más ni menos que el creador de nuestra bandera, la enseña que hoy portamos con orgullo, de aquella tela que representa el ser argentino, de ese emblema que vio morir por amor a muchos, muchos héroes de nuestra historia. Esa enseña, niños, representa los colores de la Inmaculada Concepción de María, de la Virgen, de quien Belgrano fuera hijo tierno y ferviente devoto. Fijense bien, porque la bandera lleva los mismos colores que el manto de la Virgen. Hombre humilde si los hubo. 

Ninguno de los dos murió rodeado de pompas ni comodidades, uno (Güemes) murió en el campo, herido por un disparo salido de un soldado enemigo (convirtiéndose en el primer General argentino muerto en una acción militar), el segundo (Belgrano) murió postrado en una cama luego de pagar al médico con su reloj de oro (la única cosa de valor que le quedaba después de haber donado sus sueldos para crear cuatro escuelas, con la ilusión de que los niños argentinos sean estudiosos). 

Estos dos grandes soldados y héroes llegaron a conocerse y con el tiempo trabaron una amistad fundamentada en el amor que ambos tenían por la patria; y ese amor se hizo contagioso. 

Cuenta don Leopoldo Lugones en su libro " la Guerra Gaucha", que una partida de gauchos que habían combatido con don Martín Miguel de Güemes venían entristecidos porque habían sido derrotados en un entrevero. Y estaban al pie de un precipicio, angustiados, no tanto por la derrota física que la sentían en el cuerpo, sino porque habían perdido la bandera. La bandera se les había caído al fondo de la quebrada, y veían en penumbras, entre sombras, como la tacuara, que hacía de improvisado mástil, se había quebrado. Se miraban todos y miraban a la bandera rota, y el jefe dijo: "sin bandera no podemos seguir, porque sin estandarte no se puede pelear". Y entonces le ordena a uno de los gauchos que baje al fondo de la quebrada, que recupere la bandera. Bajar al fondo de la quebrada significaba el dolor, la herida, tal vez la mutilación, quizá la muerte. Pero el gaucho no vaciló y rotoso como estaba, se lanzó al fondo del precipicio, y cuando llega con su puño toma la tacuara quebrada, la une, hace tremolar el estandarte, y grita espontáneamente :¡Viva la Patria! y desde arriba los gauchos reciben el eco, el eco lejano pero claro y le contestan a grito diciendo :¡Viva!. Cuenta Lugones que la partida hasta entonces contrita y apenada, se transfiguró en un centello de gloria en los rostros de esos hombres curtidos y veteranos de cien combates. Y con el grito, todavía fresco en los labios, y con la imagen de la bandera unida en la tacuara se dispusieron a seguir luchando.

Esta historia puede o no ser cierta, pero sin duda no podría haberse llevado a cabo tan grande proeza en la defensa de la soberanía de no haber existido tal amor por nuestra enseña. 

Hoy muchos de uds. van a jurar la bandera. Deben sentirse tremendamente orgulloso de esto porque van a compartir algo con esos héroes que celebramos. Ellos también fueron niños como ustedes; y ya desde entonces se preparaban para ser hombres de bien. Tanto Güemes como Belgrano han sido grandes jefes, pero una vez me decía un gran amigo mío, que es muy sabio: “No sabe mandar quien antes no ha aprendido a obedecer”. Por lo tanto ellos también debieron ser jóvenes disciplinados y obedientes; han sido educados en la fe, han aprendido a ser humildes, han recibido y hecho fructificar un patriotismo hecho virtud desde pequeños. El héroe no se hace en un día, es una tarea larga, pero a la vez linda y provechosa ¿Y quién es el héroe? Héroe es quien hace lo que debe hacer, en el momento que lo debe hacer y de la mejor manera que lo puede hacer, siempre. Sean cosas lindas o  sean cosas aburridas, como ordenar bien mi cuarto, hacer bien la tarea, hacer caso a mi padres, SIEMPRE. Con el tiempo quizá también sea reconocido, como lo fueron Don Martín Miguel y Don Manuel Belgrano. Héroes que se prepararon desde muy jovencitos.

¿Alguna vez vieron un héroe cobarde o desobediente? No creo que los haya. 

Los felicitamos queridos alumnos y los instamos a ser buenos, obedientes, humildes, esforzados, alegres y esperanzados. Buenos hijos de Dios y de la Virgen, cuyo manto nos representa. 

La Patria todavía necesita héroes. Alumno: en ti la Patria espera.


 

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