miércoles, 17 de agosto de 2016

YO SÍ CREO EN ESTE DEPORTE


Y creo desde chiquito, porque a las cosas graves, serias e importantes del mundo adulto nos las endulza con el pueril sueño de conquista, de grupo, de estrategia; está en la fibra íntima de la niñez nunca abandonada el alcanzar las alturas, con amigos. Y por eso, hoy sigo creyendo.
Porque... ¿viste...? vos no serás el más grandote, ni el más fachero ni el más fuerte, ni mucho menos la estrella; pero, POR ESO, hay un grupo atrás tuyo que te palmea y que te levanta. Y si no lo ves desde la cancha porque sos el adulto serio y grave, lo ves en esa cancha, donde otros adultos se abrazan entre ellos y acogen a los más jóvenes, como un presagio de continuidad. Creo porque me hizo pasar horas entrañables en el colegio, en un club, en el barrio, me hizo entender un símbolo, me hizo defenderlo y hermanarme con los simbolizados; me dio viajes, anécdotas, horas con amigos... me dio amigos. Y yo no era ni grandote, ni fachero, ni fuerte, ni mucho menos una estrella. Pero así me sentí... siempre que estuvieran mis amigos.
Yo creo porque me hizo jugar con mi viejo, con mis primos y con los que no llevaban mi sangre, pero bien podrían... porque me puso una disciplina (que a veces me enojaba), porque me hizo tragar broncas, porque me puso objetivos, pero también me hizo entrar en la cuenta de que no, no siempre se gana, ¿y sabés qué? Ganar en los números no es TAN importante. Creo porque sigue enseñando que al menos en este deporte se corre toda la cancha y se salta en los dos aros... y que un pase justo puede vivarse como un triple,y que todo, todo, todo... puede cambiar en esa fracción de segundo en la que no te rendiste a la fatalidad, porque en el basquet... casi nunca hay fatalidad, un minuto es una vida, un segundo es el partido. Y todos cuentan.
Creo porque tuve la dicha de haber visto al mejor equipo argentino de toda la historia, no solo por su corazón, porque no todo se gana con corazón, sino también por su perseverancia, por su esfuerzo, por su amistad, por su amor, pero por sobre todo por su inteligencia, muchos ven solo la garra, o el talento; ni la garra ni el talento duran más de quince años.
Creo porque me hizo pasar horas con mi viejo, emocionarme por lo mismo, mantener un código y un lenguaje, creo porque pude ir a la cancha y verlos, de cerquita, con él y con mi hermano de toda la vida; el resultado ni me acuerdo, fui con ellos; y eso es mucho para recordar. Creo no solo por lo que me hace sentir, sino porque también te ayuda a pensar, te ayuda a creer en vos... y sin embargo no te hace un exitista, medidor de números... porque... sabés qué? No somos los más grandotes, ni los más facheros, ni los más fuertes... pero siendo disciplinados, inteligentes, y amigos, no dejamos de jugar. y jugando, estoy seguro, somos lo mejor que podemos ser -cuando uno juega no teme algunas cosas, como morir por lo que vale la pena morir-. Como cuando niños, porque, casi ingenuamente, CREEMOS.
No contamos.